jueves, septiembre 29, 2005


Celebridad

Existen en la televisión algunas inconsecuencias que logramos ver, no hacemos nada para evitarlas y de las cuales unos pocos lucran y sacan provecho.
La clases alta y media discriminan (entre otras cosas) a la clase popular por ser copuchentos y utilizan expresiones como: "Las viejas de conventillo", "saquemos el tejido y el mate", "el centro de madres", entre otros términos para referirse a ellos, pero existen programas de televisión, conducidos en su mayoría por personas de clase alta o media, dedicados íntegra o parcialmente al "pelambre" de quien se les cruce en el camino, donde los opinólogos son parte fundamental en estos llamados programas de "Farándula" o mal llamados programas de "Espectáculo".
Es vergonzosa esta televisión "Chatarra", y más aún que existan personas dispuestas a ventilar sus vidas y su intimidad, lucrando con esto; pero cuando se cansan o se les escapa de las manos esta "telenovela a escala real", apelan a la privacidad que ellos mismos quebrantaron y de la cual lucraron y por la cual se mantuvieron vigentes en los medios de comunicación.

Las personas que antiguamente copuchaban en los barrios o reuniones sociales, al menos interactuaban entre sí, por el contrario, ahora se han vuelto seres individualistas y sedentarios al estar sólos en sus casas frente al televisor viendo los programas de pelambre.

No menos indignas son las personas que compran los periódicos o revistas de farándula para enterarse de la copucha o del "cahuin" del día. Con esto me acuerdo de una persona a la cual admire en lo personal y con la cual pude compartir gratos momentos, monseñor Fernando Ariztía, quien decía: "Dime lo que lees y te diré quien eres".
Las personas que se alimentan de esos programas, revistas o periódicos, no hacen más que demostrar que disfrutan atrofiando sus cerebros, esto, si es que lo tienen.